Este sitio web del Cuerpo de Unidad se ha creado para conmemorar el significado de La Gran Marcha que se realizó en las calles del céntrico de Los Ángeles el 25 de marzo del 2006. Mientras la mayoría de los medios principales de comunicación estadounidenses brillaron por su ausencia, vergonzosamente desconectados, insignificantes, e inusualmente callados en el reportaje de este importante evento histórico, el público estadounidense sí se percató del significado de esta gran demostración sin precedentes en pro de los derechos humanos y civiles. Nunca antes en la historia de los Estados Unidos una manifestación de derechos civiles y humanos había logrado reunir a tantas personas a la vez en un mismo lugar. Hasta los cálculos conservadores de los helicópteros del departamento de policía de Los Angeles, estimaron que el número de participantes sobrepasó a los 500 mil. Esto colocaría el número a más del doble de cualquier evento público similar en la historia de los Estados Unidos. Por comparación, en la marcha celebrada en Washington D.C. el 28 de agosto de 1963, en la que Martín Luther King, Jr. pronunciara su famoso discurso de “Tengo un sueño”, solamente se reunieron unos 200,000 simpatizantes de los derechos civiles. A ese período, que a menudo se considera la cumbre del Movimiento de Derechos Civiles, ahora parece que le faltó algo del potencial de lo que también pudo haber representado. Existen razones por las que La Gran Marcha fue, y sigue siendo, más grande que la Marcha en Washington. La razón son los latinos. Nosotros, como cualquier otro grupo, tenemos que ser representados.
Comparación de Cobertura de Prensa de los afroamericanos de los años 60s y Latinos ahora
Ciertamente, muy pocos pueden subestimar la importancia que tuvo ese día en 1963 para la historia de este país y para el Movimiento de Derechos Civiles en general. Pero, cuando se consideran los acontecimientos de ese día y el abundante apoyo que brindaron los medios de comunicación antes y durante el evento, es sorprendente que la marcha haya sido tan pequeña comparada con La Gran Marcha. Es un testamento al hecho que muchos latinos, entonces y ahora, no se sintieron completamente ni universalmente incluidos en el diálogo de derechos civiles en Estados Unidos. Según el Buró de programas de información internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos, (usinfo.state.gov), en cuanto a la Marcha en Washington declaran que “ La cobertura de prensa fue más extensa que para cualquier otra demostración política anterior en la historia de Estados Unidos.” De manera similar, según Taylor Branch autor de “Pilar de fuego” (Pillar of Fire) uno de los libros de mayor venta sobre la historia del Movimiento de los derechos civiles, “millones de televidentes, incluyendo al Presidente Kennedy, escucharon el discurso completo de King. Las tres cadenas de comunicación lo transmitieron en vivo hasta el final.” Reflexionemos. ¿Por qué no La Gran Marcha? ¿Es que acaso este encuentro de más de medio millón de personas reunidas en una demostración pacífica no merecía ser escuchada? ¿Puede Estados Unidos ver mas allá de las miopes opiniones y representaciones de unos pocos grupos?
A pesar de la gran cobertura y del apoyo que la Marcha de Washington recibió, no fue así para La Gran Marcha. Ahora parece evidente que muchos en la comunidad Méjico americana y otros grupos de inmigrantes latinos, sienten que tienen una experiencia distinta que tiene que incluirse en el diálogo de derechos civiles y de la opresión de aquellos que viven en los Estados Unidos. De la misma manera, es fácil ver al escuchar desde las conversaciones en los hogares hasta los gritos en las calles, que muchos de la comunidad mexicano-americano “no sienten” haber recibido los beneficios derivados de la era de derechos civiles de los años 60 de la misma manera que ya los han recibido los afro-americanos. ¿No es este un asunto de representación adecuada? ¿No es esta la misma plegaria de que esta perspectiva particular se vea en los medios de comunicación y se represente en la política? ¿No se trata de la visibilidad que da el poder? Verdaderamente, con la manifestación de La Gran Marcha es evidente que (por lo menos en la mente de la comunidad latina) aún persiste la lucha en los Estados Unidos. Es una lucha que se define no solamente por un deseo básico de reconocimiento de la dignidad y los derechos civiles en una sociedad, aunque esto es ciertamente e indiscutiblemente cierto – sino que también se trata de una plegaria urgente por el reconocimiento y la necesidad de un diálogo nacional sobre el tema mismo de “derechos humanos” para todos los que viven en los Estados Unidos. En muchos aspectos, es específicamente este gran evento, La Gran Marcha, la que ahora ha impulsado a nuestra psiquis estadounidense a reexaminar aquello que consideramos justo y equitativo en una sociedad moderna de este milenio. Este es un tema para todos los estadounidenses que no se trata de algo solamente ni blanco ni negro. Los Estados Unidos como nación, tiene que seguir madurando en su reconocimiento de la importancia del aumento en los niveles de diversidad que se ven en los medios, en la política, en los salones de juntas, y en todos los aspectos de la sociedad que sean más profundos que lo que se ha conseguido hasta la fecha. Hay que seguir avanzando en el diálogo de lo que se considera verdaderamente decente y moral en una sociedad democrática más allá del reconocimiento de los derechos civiles de sólo unos grupos selectos que viven en América – hasta alcanzar los derechos de todos los seres humanos que viven dentro de su alcance y de sus costas. Ciertamente debemos celebrar el aporte de todas las culturas que de esa manera suman al repertorio de conocimiento de todas las culturas del mundo. ¿No sería esto lo que convencería a las mentes y los corazones de los demás de nuestra forma americana de vida? ¿Acaso no es esto lo que debemos buscar? ¿De qué otra manera puede ninguna nación moderna proclamar ser civilizada en un mundo moderno, sin saber cómo dialogar ni cómo comportarse como humanos iguales a los que viven en todas las partes del mundo? En este singular tema de La Gran Marcha y lo que la misma ha representado, los Estados Unidos como mínimo debe escuchar a las masas del llamado grupo minoritario más grande dentro de sus propias fronteras. ¿Es que no podemos ver que esto no se trata simplemente de una plegaria? Esto es una proclama. ¿Es acaso que esta singular demostración no alzó su voz lo suficiente como para que los Estados Unidos tenga una mayor conciencia cultural? La razón principal por la que La Gran Marcha fue tan grande es que fue una manifestación de valores. Fue una declaración de la comunidad latina afirmando que no es aceptable que el cuerpo legislativo amenace con romper las familias, esa entidad que tanto valoramos, por el delito menor de cruzar una frontera invisible. Esta fue una manifestación de las masas, de alma, corazón y conciencia por encima del Congreso. Por el mejor interés de los Estados Unidos y de todo el mundo que compartimos, todos nosotros, como estadounidenses, debemos aprender a conocer y comprender más sobre las culturas del mundo, y particularmente de aquellas dentro de nuestras propias fronteras. Esto es más de lo que se espera de cualquier nación que proclame ser líder del mundo. Es la inteligencia y la habilidad de comprender nuestra propia dinámica social completa. Es nuestro llamado. Es la única manera en la que nosotros, como pueblo estadounidense, podemos ser considerados verdaderamente “grandes.”
Tanto los oponentes como los simpatizantes de la propuesta de ley Sensenbrenner / King H.R. 4437 vieron esta demostración como un llamado de alerta. Muchos en la comunidad que aborrecen los niveles actuales de inmigración (ambos legales e ilegales), la ven como evidencia directa de una inminente amenaza a nuestro país. Muchos de estos individuos se refieren fácilmente a los trabajadores indocumentados como “ilegales”, como “invasores enemigos”, y a veces, aun peor, siguen viendo esta nueva oleada de inmigrantes como una amenaza a su “forma americana de vida”, a sus trabajos y ocasionalmente hasta su seguridad. Desgraciadamente esto ha sido un hecho común dentro de nuestro país. Con el arribo de muchos grupos nuevos de inmigrantes, algún otro grupo siempre se ha sentido amenazado. Usualmente la connotación es que se trata de una amenaza a la cultura o a la salud general de América. Lo que más preocupa, es que este nuevo furor ha tomado tonos de que estos inmigrantes amenazan la “blancura” de los Estados Unidos. Es interesante notar que muchos miembros de la comunidad afro-americana también han expresado temores similares sobre el gran flujo de inmigrantes de México y otras partes de América Latina y Asia; esto a pesar de que ellos también son un grupo minoritario que muy a menudo “no se percibe” como beneficioso a la salud general de la llamada América blanca. Con respecto a la comunidad negra, hay un factor adicional en que su silencio, su apoyo a la general oposición a esta lucha latinoamericana y de otros grupos minoritarios se percibe como un hecho desafortunado o como una leve traición. Tradicionalmente, la comunidad afro americana se ha pronunciado abiertamente en contra de las fuerzas dominantes de la llamada América blanca y en contra del comportamiento inmoral de legisladores que eligen (ya sea concientemente o no) perpetuar las dificultades de los oprimidos. Los latinos que activamente se ven como líderes en esta continuación del Movimiento de Derechos Civiles, en su mayoría no ven este tema de la misma manera; ni como negros ni como blancos, porque no son ni uno ni otro. Los latinos son cultura. Es una cultura primordialmente basada en la importancia de la familia, de la espiritualidad y la comunidad por encima de los odios que se perciban de algún legislador de Washington, del patriota “jingo”, de los supremacistas blancos, los temores negros, las motivaciones de dinero o cualquier otra injusticia que se observe basada en leyes inmorales o faltas de ética.
El significado mayor de La Gran Marcha es que los latinos ahora han tomado el poder en sus manos. Con este evento histórico, no solamente han realizado la demostración masiva más grande en la historia de Estados Unidos consistente primordialmente de sólo un grupo cultural, sino que han demostrado la habilidad de reunión con un objetivo. Las implicaciones son muchas y se harán sentir por muchas generaciones de hoy en adelante ya sea que la propuesta de ley Sensenbrenner / King H.R. 4437 se confirme o no. A medida que evoluciona la historia del Movimiento latino de derechos civiles y humanos, muchas organizaciones se están uniendo, formando alianzas y subrayando la importancia de hacer un compromiso con un mensaje organizado de unidad. El camino hacia la paz para toda la humanidad es una mentalidad de unidad entre los diferentes grupos humanos. Mientras que siempre habrá diferentes lados de un mismo tema, siempre debemos recordar que primero y antes que nada somos seres humanos, y ciudadanos de cualquier gobierno, segundo. Uno no debe permitir jamás que su sentido de humanidad o de conciencia esté a la disposición de un sólo legislador. Si existe una lección que la historia siempre confirma, es que cuando existe falta de diversidad en la composición de cualquier cuerpo dirigente, tal como una monarquía, una cámara o un senado, las opiniones van a favorecer los intereses de unos cuantos. Debemos estar unidos en el esfuerzo de crear un mundo más humano en el que haya más paz. No son sólo los medios de comunicación y los pasillos del Congreso los que necesitan un entendimiento más iluminado, se trata también de todos los sectores de la sociedad y de cada habitante de nuestro mundo. Puede ser que para el nivel de evolución en el que estamos sea mucho pedir un entendimiento iluminado de todos y de todo. Sin embargo, para la simpleza de nuestros legisladores estadounidenses, digamos solamente que cualquier legislación que convierta en criminal a un trabajador indocumentado, pero que considere libre de culpas a los empleadores estadounidenses que activamente los busquen, no es ni justa ni justificable. Cualquier gobierno que quiera poner el peso de la culpa de su propia falta de seguridad nacional sobre las espaldas de los más pobres de nuestro país, en un grupo de personas que son las que menos poder tiene, los inmigrantes indocumentados, no ven claramente quiénes son los verdaderos responsables de la abierta y desenfrenada falta de seguridad y respeto que los Estados Unidos sufre alrededor del mundo hoy. Que sepa este gobierno estadounidense que los esfuerzos por criminalizar a los seres humanos más simples por el hecho de cruzar una frontera invisible por el amor a su familia y la desesperación – no sirve a los intereses de paz de nuestra sociedad ni es moralmente correcto. Nuestro gobierno bien podría aprender mucho de los trabajadores indocumentados. Cuando se trata de elegir entre el amor a la familia o el bienestar de la misma, y obedecer una ley sin ética, inhumana y que no se implementa, la opción es muy fácil. Es el amor y el respeto por la humanidad lo que siempre debe estar por encima de las leyes gubernamentales.
Es responsabilidad de los Estados Unidos asegurar sus propias fronteras y no la obligación de otro país ni de un pueblo. Es la incesante falta de diversidad y conocimiento de otras culturas y más en nuestros cuerpos legislativos actuales, y aquellos en otros sitios de poder, lo que más amenazan la estabilidad de América hoy. Eso y la reprensible extrema ignorancia y los odios ciegos, los corazones sin compasión de tantos estadounidenses que dicen llorar lágrimas falsas ante la pérdida de trabajos, de un beneficio o de un ascenso en una sociedad a expensas de los llamados seres humanos “ilegales.” Raramente estos mismos auto proclamados desplazados se cuestionan su propia ineficiencia, su falta de ética de trabajo, ni las razones por las que un empleador, jefe o corporación escoge a otro individuo en lugar de a ellos. Más allá de que no tiene sentido la ausencia de un auto examen crítico de las propias ineficiencias de ambición y habilidades, demasiados americanos tampoco consideran que sea cierta la información actual que se les presenta. Todo está dentro de las estadísticas que tenemos. Son muy reveladoras de las verdades reales y extremadamente revelantes de lo que esta ocurriendo ahora. Este es un momento en el que aumenta el crecimiento de trabajos y el nivel de ingresos personales en los Estados Unidos. En estos momentos tanto el desempleo como la criminalidad nacional han bajado a niveles record. Entonces, ¿qué dice eso ante el argumento que les están quitando trabajos a los estadounidenses y del padecer de la salud de la sociedad en América? ¿Es que hay más o hay menos que se revela dentro de los corazones de estas voces hostiles que comúnmente se escuchan en los medios populares de comunicación?
Los Estados Unidos tiene que aprender a resolver sus propios problemas sin las evasivas de responsabilizar a los inocentes. Una mayor opresión de trabajadores indocumentados pobres a los que nuestro país busca activamente, no es la solución. Ya sea que hayan sido los intereses egoístas de empresas grandes o pequeñas o de los privilegiados de este país, la sociedad ha comprobado que la población inmigrante es deseada. Si algo hay que hacer, es felicitarlos por su valor y su lealtad a la familia y a la comunidad, aun frente a extrema discriminación, odios, hostilidad y opresión. Los abusos verbales y físicos hacia estas personas buenas y decentes tienen que cesar. El Cuerpo de Unidad exhorta a todos los estadounidenses a unirse a la lucha por crear un mayor reconocimiento de la necesidad de respetar los derechos básicos y la dignidad de todos los seres humanos. La solución de este dilema actual y de todos los envueltos en él, está en una sola solución. Está en la expresión e implementación de una preocupación sincera y en la representación de los derechos de todos los seres humanos como iguales – a pesar de la disensión que pueda ser creada por nuestro propio gobierno o cualquier grupo de intereses especiales que favorezcan a sólo unos cuantos. (dia de publicación - 04/06/06 ; actualizado - 03/25/15)
Angel Tenez